Debussy encuentra a Chopin. «A aquellas naturalezas que al encontrarse se aferran rápidamente una a otra, determinándose mutuamente, las denominamos afines o emparentadas», escribe Goethe en Las afinidades electivas, un intento de trasladar al mundo de las relaciones afectivas los principios que rigen determinadas reacciones químicas. De poder ser preguntados, es seguro que Fryderyk Chopin y Claude Debussy habrían accedido gustosos a compartir este proyecto plagado de afinidades y guiños.

Dos buscadores de lo absoluto que, a través de un arte destilado hasta su quintaesencia, supieron ocultar toda huella de su trabajo y de su extraordinaria técnica compositiva. Las conexiones entre ellos son tan numerosas como sutiles, nunca evidentes y sin embargo tremendamente profundas: el logro de Javier Perianes es haber recuperado el hilo artístico que une a estos dos genios que se elevan por encima de sus respectivos siglos.

HMC902164
Noviembre 2013